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Poesía de zahara

  • Enviado el: martes, 11 de febrero de 2014
Poesía de zahara

De tu mano

 

Si has entrado por Barbate

Habrás observado una playa custodiada,

Acotada por lo militares

Una montaña armada

Deseando  ofrecer sombras,

Y consiguiendo dudas.

 

Ahora que ya has entrado en este pueblo,

Te pregunto viajero:

¿Has visto a los buitres volando por el Retín?

¿Te han guiado hasta aquí?...

¿Sobra en el camino algo de armamento?

 

Ven que te voy a llevar de la mano.

Respira hondo…,

Te voy a preguntar a Zahara.

No te preocupes de tu pelo,

Ni te muestres aún enamorado.

 

A tu derecha Doña Lola

(Cristóbal, Trujillo y Nicolás

te vieron pasar en la entrada)

Porfirio, Rincón de León, La Botica

E innumerables casas de boquerón plata.

El mar queda a pocos metros del Gran sol,

De la luna y la gata.

(La noche acelerada de un verano)

Y esta avenida de las palmeras

Servirá de referente para el obligado paso.

 

A tu izquierda las calles de la Almadraba

(Juanito, algo escondido, en una esquina)

Y diversas tiendas de barataria.

 

Algunos restaurantes

Quehacer peregrino al mar.

En una de ellas está el Ayuntamiento,

El Mercado, diversos servicios y el Colegio.

Y las calles donde pasea la madrugada.

 

De frente, mi Iglesia – Hermosa cruz-

Te queda junto a la muralla.

Andando la calle,… el cementerio.

 

Siguiendo recto pepita y Sergio

Apadrinarán este encuentro.

 

Por esta carretera,

Saludando al pradillo

Dominarás a las higueras, a los matorrales

Y a esas yucas que te saludan junto a los cañizales.

Camino imperfecto de chumberas:

Atlanterra.

 

En el límite Antonio,

Que impone la belleza con peaje.

Es dueño de parte del horizonte.

¡Qué no daría yo por tener un pequeño trozo!

 

Hagamos una parada para saludar a Pedro,

Él nos dirá cómo se encuentra ella hoy.

 

Ahora el aire te la acerca.

Precioso y preciado

Que te la lleva y te la trae,

Que te alimenta y despeja:

La sal

 

Sigamos andando

 

Cierra ahora los ojos

Y mira de un solo golpe su cara,

Dile que la amas

Y ella te mostrará su paisaje.

Te aseguro

Que siempre volverás a verla.

 

Llegamos a casa

Ponte cómodo.

Y no hagas ruido

Que no quiero despertarla.

 

Frente a ti el Hotel Sol,

Y Varadero,

Mi cenicienta descalzada

Que  a partir de las doce

No te deja que bebas de ella.

 

Querido amigo:

Zahara sigue dormida.

Todo – a partir de ahora-

Debe quedar en silencio.