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De tu mano
Si has entrado por Barbate
Habrás observado una playa custodiada,
Acotada por lo militares
Una montaña armada
Deseando ofrecer sombras,
Y consiguiendo dudas.
Ahora que ya has entrado en este pueblo,
Te pregunto viajero:
¿Has visto a los buitres volando por el Retín?
¿Te han guiado hasta aquí?...
¿Sobra en el camino algo de armamento?
Ven que te voy a llevar de la mano.
Respira hondo…,
Te voy a preguntar a Zahara.
No te preocupes de tu pelo,
Ni te muestres aún enamorado.
A tu derecha Doña Lola
(Cristóbal, Trujillo y Nicolás
te vieron pasar en la entrada)
Porfirio, Rincón de León, La Botica
E innumerables casas de boquerón plata.
El mar queda a pocos metros del Gran sol,
De la luna y la gata.
(La noche acelerada de un verano)
Y esta avenida de las palmeras
Servirá de referente para el obligado paso.
A tu izquierda las calles de la Almadraba
(Juanito, algo escondido, en una esquina)
Y diversas tiendas de barataria.
Algunos restaurantes
Quehacer peregrino al mar.
En una de ellas está el Ayuntamiento,
El Mercado, diversos servicios y el Colegio.
Y las calles donde pasea la madrugada.
De frente, mi Iglesia – Hermosa cruz-
Te queda junto a la muralla.
Andando la calle,… el cementerio.
Siguiendo recto pepita y Sergio
Apadrinarán este encuentro.
Por esta carretera,
Saludando al pradillo
Dominarás a las higueras, a los matorrales
Y a esas yucas que te saludan junto a los cañizales.
Camino imperfecto de chumberas:
Atlanterra.
En el límite Antonio,
Que impone la belleza con peaje.
Es dueño de parte del horizonte.
¡Qué no daría yo por tener un pequeño trozo!
Hagamos una parada para saludar a Pedro,
Él nos dirá cómo se encuentra ella hoy.
Ahora el aire te la acerca.
Precioso y preciado
Que te la lleva y te la trae,
Que te alimenta y despeja:
La sal
Sigamos andando
Cierra ahora los ojos
Y mira de un solo golpe su cara,
Dile que la amas
Y ella te mostrará su paisaje.
Te aseguro
Que siempre volverás a verla.
Llegamos a casa
Ponte cómodo.
Y no hagas ruido
Que no quiero despertarla.
Frente a ti el Hotel Sol,
Y Varadero,
Mi cenicienta descalzada
Que a partir de las doce
No te deja que bebas de ella.
Querido amigo:
Zahara sigue dormida.
Todo – a partir de ahora-
Debe quedar en silencio.